A REGULARIDAD MASÓNICA
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A REGULARIDAD MASÓNICA

A REGULARIDAD MASÓNICA


Reflexión.


Mi concepto de la regularidad masónica no es exclusivista, ni derivado de determinados planteamientos histórico-administrativos, sino metodológicos : la regla es el “Rito” entendido como método de trabajo.

La Tradición masónica se transmite en clave de símbolos enlazados ritualmente y no aislados. Hay que lograr percibir, desdoblar e interiorizar aquellos valores específicos de los símbolos que pueden hacer que la Masonería alcance su finalidad esencial: la unión fraternal de personas que, de otra forma, no lograrían coincidir.

Si aceptamos que “los dogmas son un fundamento o punto capital de todo sistema”, como explica el diccionario de la Real Academia, es evidente que los masones aceptamos también ciertos “principios”, sin los cuales la Masonería no existiría, como son la capacidad evolutiva del Hombre, su interés por el descubrimiento y conocimiento de las verdades y su búsqueda del Amor, en sus diversas acepciones. Todo ello resumido en nuestra divisa: Libertad, Igualdad, Fraternidad.

Pero una Masonería sin Rito no sería concebible y, de hecho, ni las entidad es masónicas que se consideran a sí mismas más liberales osan erradicar los rituales, limitándose en algunos casos a modificarlos. El respeto de las formas rituales no convierte a un masón en “dogmático”.


La simbología fundacional de los únicos dos primeros grados masónicos se centró en la doble aspiración, profesional y ética, de los constructores edilicios medievales. El aprendizaje del oficio de constructor requería y requiere, en primer lugar, una vocación profesional “artística”, en la que han de confluir conocimientos técnicos e intuición analógica para la realización de una obra colectiva en fraternidad.

Traduzcámoslo a nuestra realidad diaria y muy especialmente en estos tiempos de ansiedad y confusión...


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