¿MASONES “REGULARES” E “IRREGULARES”? | Cultura Masónica
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¿MASONES “REGULARES” E “IRREGULARES”? | Cultura Masónica

¿MASONES “REGULARES” E “IRREGULARES”?

(cultura masónica)


Numerosos masones se consideran regulares o legitimados por el hecho de pertenecer a una obediencia “reconocida” como masónica por la Gran Logia Unida de Inglaterra, que proclama algo parecido a una jurisdicción universal por pretender haber sido la primera Gran Logia histórica, creada en Londres (en 1717) por los fundadores de la Masonería simbólica.


En realidad, la Gran Logia Unida resultó de la fusión (en 1813) de una primera y debilitada Gran Logia de Inglaterra, la “andersoniana” de James Anderson y Théophile Desaguliers, con su oponente, la de los “Masones Libres y Aceptados según la Antigua Institución”, creada tambien en Londres, en 1751, por masones irlandeses que acusaban a los fundadores de la Gran Logia de Inglaterra de haber “descristianizado” la masonería.


Las normas establecidas por aquella nueva corporación así nacida (decretadas luego “urbi et urbi”, en 1929 y refundidas en 1989) excluyen de la regularidad a todas las federaciones u obediencias que no se atengan estrictamente a lo definido por ella como “auténtica masonería”.


Los excluídos de tal beneplácito, generalmente fuera de la órbita histórica tradicional del antiguo imperio británico, lo asumen gustosos adoptando para sí el distintivo de “masones adogmáticos”.


En torno a este tema, comentaba con sorna el muy ilustre masón Robert Ambelain que «A fuerza de distribuir certificados de regularidad o de negarlos, la Gran Logia Unida de Inglaterra, sucesora de la original Gran Logia de Inglaterra, la cual había surgido de la Gran Logia de Londres y de Westminster, ha terminado por creerse la única regular».


Por otra parte, tanto James Anderson como Théophile Desaguliers, destacados cofundadores e impulsores de la Gran Logia de Londres, eran clérigos protestantes. Anderson actuaba en la logia operativa de la catedral de San Pablo como capellán, asistiendo a las reuniones o tenidas cuando sus servicios eran requeridos, ya que lo hacía en razón de su función religiosa tradicional y no en calidad de profesional de la construcción. ¿Cabría peguntarse por su “regularidad”…?


Para Ambelain, de seguirse con rigor el criterio de regularidad que esgrime la actual masonería anglosajona, tendrían carácter “irregular” todas las logias de no-profesionales del oficio surgidas en Londres. No lo serían las logias que se habían formado en los regimientos reales, inicialmente integradas por masones operativos (ingenieros militarizados) exiliados en Saint Germain en Laye, desde finales del siglo XVII, en torno al destronado Jacobo II Estuardo, refugiado en Francia...


El cisma anglosajón concluiría oficialmente en 1813, con la unificación de la que surgió la Gran Logia UNIDA de Inglaterra, que conservó y consagró los más característicos sesgos de la nueva Obediencia nacida en 1751 : creencia en un “dios revelado” y en la inmortalidad del alma .


Pero la dualidad que aquella escisión había puesto de relieve iba a progresar, radicalizándose desde 1877, cuando el Gran Oriente de Francia eliminó de su Constitución toda alusión a conceptos de posible dimensión dogmático-religiosa subrayando el carácter laico del quehacer masónico…



 

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