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CULTURA MASÓNICA | LAS "ALTURAS" GRADUALES...

CULTURA MASÓNICA

LAS "ALTURAS" GRADUALES...


CULTURA MASÓNICA LAS "ALTURAS" GRADUALES...


En realidad, el primer “alto grado” fue el que forzó su entrada como “3º”, a partir de 1725-1730, en la primigenia francmasonería andersoniana. Hasta bien entrado aquel siglo, la mayor parte de las logias existentes en Inglaterra no admitieron su introducción y en Edimburgo la primera “elevación” a la maestría del 3º grado simbólico, tal como lo conocemos actualmente, tuvo lugar en la logia Mary’s Chapel, en noviembre de 1738, no siendo generalizada esa práctica en Escocia hasta 1760, según investigadores masones especializados, como Pierre Noël.


Los “altos grados”, complementarios del 3º, fueron fruto de dispersas especulaciones filosóficas que cristalizaron a lo largo del siglo XVIII en Francia y Alemania (por no hablar del siglo XIX). En realidad, parece que aquel giro tomó impulso en París con la fantasía pseudotemplaria del caballero Ramsey, desde 1736...


La maestría del oficio no había sido un “grado”, sino una “función”: la de asignar trabajos a los obreros constructores de las obras solicitadas por quienes se hacían cargo de la financiación, que eran los verdaderos “masters”. En los Estatutos de Schaw (1598), los grados de aprendiz y de compañero se conferían en la logia, presidida por un “diácono” asistido por un vigilante (warden), mientras la maestría (o total capacidad técnica) lo era por la correspondiente corporación gremial de la ciudad, previa presentación de un trabajo acreditador (obra “maestra”). Se trataba de dos organismos diferentes: la logia y el gremio. La logia acreditaba la formación moral (honradez, lealtad, dedicación, meticulosidad, etc.) y la corporación gremial acreditaba la eficiencia socialmente válida del candidato. En ningún caso figuraban diferencias relacionadas con conocimientos “esotéricos”, más allá de las creencias religiosas establecidas, que en Escocia eran las del más acendrado calvinismo....

Suele ser la luz interior de nuestra psique la que ilumina nuestros ojos, haciéndonos ver de una manera determinada. Nos lo reconfirman la Psicología y las neurociencias en general. Los condicionamientos socio-culturales determinan las interpretaciones que hacemos de cuanto se halla en nuestro entorno, nuestra manera de percibir, reflexionar y reaccionar.


Al analizar el mensaje desplegado a lo largo de los llamados “altos grados masónicos”, me parece importante tener en cuenta todo esto..., tan desvirtuado con interpretaciones supuestamente “místicas” de la espiritualidad, por una parte, y tan manipulado mediante la institucionalización de jerarquías del conocimiento basadas en conceptos del mundo que exigen una revisión actualizadora. Creo que Benito Espinosa (o Baruch Spinoza) representó mucho más adecuadamente el espíritu masónico (como precursor) que el tan traído y llevado Salomón en las versiones usuales del legendario personaje..., por ejemplo.

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