My Fraternity
29 de jun de 20202 min
Por Milton Arrieta López
Una vez, un masón trató de tapar el sol con un dedo. Y lo logró, mirando al horizonte extendiendo su mano derecha frente al sol e inclinando su dedo índice a un grado que le permitió eclipsar la incandescencia solar.
La forma como comenzó la irregularidad, fue por segregación racial. En 1868 las Grandes Logias de EEUU le retiraron el reconocimiento a los franceses, porque estos reconocieron a obediencias en EEUU que iniciaban a hombres de raza negra. (Paul M. Bessel- published in Heredom: The Transactions of the Scottish Rite Research Society -- volume 5, 1996, pages 221-244).
En 1877 lo hizo la Gran Logia Unida de Inglaterra, por considerar irregular la defensa a la libertad de conciencia que había comenzado a calentarse para luego hervir en la Revolución, una segregación no racial, sino religiosa, que pretendía dejar a adogmáticos, librepensadores, agnósticos, ateos y, en general, a no cristianos por fuera de la masonería.
Y sin embargo hasta antes de la primera guerra mundial, la mayoría de las grandes logias del mundo, excepto la mayoría de las norteamericanas e inglesa, reconocían a los franceses. Solo 8 Grandes Logias en EEUU seguían reconociendo a los franceses.
Hasta 1929 cuando la GLUI promulgó las normas sobre la regularidad. El mundo masónico se dividió entre bendecidos y maldecidos, y hoy tenemos hermanas masonas en nuestro continente que se cuentan por miles, y la regularidad se arroga mirar el horizonte y dimensionar el eclipse del sol por su dedo, y declararlo universal.
El masón que tapó el sol con un dedo, perdió la realidad objetiva: esta es una fraternidad universal en la diversidad.
En una época, fue tabú masónico que un negro fuera masón, hoy lo siguen siendo no los hombres de raza negra, pero si los agnósticos, ateos y las mujeres.