My Fraternity
25 de fev de 20202 min
Por otra parte, es evidente que los rituales existentes practicados en las logias del siglo XXI fueron originariamente compuestos por Hermanos que se proponían recoger una tradición iniciática ancestral cuyos referentes eran determinadas revelaciones “divinas” respecto a la naturaleza humana y a la existencia del Hombre en un universo creado por esa voluntad divina. Teología judeo-cristiana y Filosofía figuran así estrechamente vinculadas en el paradigma cultural que reflejan, sin duda, los llamados “altos grados” de nuestros rituales.
Pero la simbología fundacional de los dos únicos primeros grados masónicos se centró en la doble aspiración, profesional y ética, de los constructores edilicios medievales. El aprendizaje del oficio de constructor requería y requiere, en primer lugar, una vocación profesional “artística”, en la que han de confluir conocimientos técnicos e intuición analógica para la realización de una obra colectiva en fraternidad.
El primer grado subraya la necesidad del autoanálisis, del conocimiento progresivo de uno mismo como premisa para el conocimiento de los demás y de la naturaleza: “conócete a tí mismo”. El segundo grado nos invita a profundizar cuanto nos sea posible en ese conocimiento a través de las ciencias utilizando utensilios-prótesis simbolizados por la plomada, la escuadra, la regla, etc. y subrayando nuestro compromiso con el propósito de fraternidad universal masónico que ha de patentizarse en nuestro comportamiento dentro y fuera de nuestros talleres. La ética masónica ha de ser consecuente con ese propósito de Fraternidad.
@Amando Hurtado